miércoles, 30 de diciembre de 2020

TE SEGUIRÉ HASTA EL FINAL

      No tengo ni puta idea de qué es lo que quiero. Tengo una adicción, lo reconozco. No esnifo ni me pincho nada. Pero tengo una necesidad constante de tenerte a mi lado, tocarte y acariciarte con ansia. De que me digas todas esas cosas odiosas que si escuchara de cualquier otro me daría asco.

    Pero tú no lo entiendes, solo quieres que sea algo, una brizna de hierba flotando en la brisa cuando en realidad soy campos enteros empapados de rocío. No puedo hacerme pequeña por ti. No puedo encogerme y retener mis ansias de devorarte la boca y rogarte que me hables, que me digas, que me llenes de todo eso que necesito.

    Completamente secas tengo las entrañas desde que no entras. Entra sin pedir permiso, que tú ya lo tienes implícito cuando digo tu nombre y los jadeos silencian todo lo demás. 

     Pero tú no quieres. 

     Y yo me siento debajo de este roble a esperar que con caricias y con besos, con amor y abrazos caigan nueces... Tanto espero de ti. 

     Pero tú no estás, tú preferiste otra sombra que te cobije del sol y la lluvia sin saber que ese sol y esa lluvia también soy yo, no puedes evitarlo. Siempre seré yo la que te moje y te haga retorcerte de placer y morir en cada orgasmo.

     Todo o nada. No funciona de la misma manera con los demás. 

     Te deshinchas y el vacío que dejas lo trato de llenar con mentiras y con promesas otra vez. Quieres una sola hoja de mis ramas y yo soy inmensa en la espesura... 

    Pero como buena adicta seguiré esperando mi dosis de dolor para después regodearme en el inmenso placer que dejas al marcharte.

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