sábado, 11 de abril de 2015

PALABRAS PERDIDAS

    Ayer, mientras daba clase a los snorkels de 6 años me di cuenta de una cosa, hay ciertas palabras y expresiones que se pierden en una vida.
    Algunas las dejamos de decir durante un tiempo, no nos damos ni cuenta, pero después vuelven... "Jo! me he manchado de tiza el pantalón"... La dejé de decir a los 12 años, al dejar el cole y volvió a mi vida hace 7, mi primer día como profesora.
    Otras como "mi amor" hace tiempo que las dejé de decir, pero espero, rezo y anhelo volver a decirlas, despacio... sin prisa, saboreándolas en los labios como una cucharada de helado de vainilla que se pone en el café en verano, sentada en una terraza...
    Pero otras nunca volveré a decirlas.
    Estoy en un momento muy confuso, en el proceso del duelo se ha superado el shok inicial, creo que me salté a la rabia y enfado más absoluto, con su insomnio, (cosa ya habitual en mí), sus malas palabras y pensamiento, culpándote de haberte marchado así... No sé si la negación la he pasado por alto o aún no ha llegado, pero sí sé que estoy a caballo entre esa rabía contra el mundo que sigue girando sin ti... y la negociación.
     Hoy me he sorprendido a mí misma ante el espejo intentando regatear contigo para conseguir tu perdón por haberme rendido... Luego he pensado que durante estos últimos años en los que cejé en mi empeño de conseguir de tí la relación que nos correspondía y acepté la que teníamos, fui mucho más feliz y aprendí a quererte, bueno ya te quería, pero te acepté. Tengo completamente asumido que te voy a terminar perdonando por todo lo que  aprendí a fuerza de crecer contigo, sin entenderte, incluso por esta culpabilidad que me infecta el alma. Culpable tu, culpable yo.
      "Y aún así, ahí está" Esta es una expresión que me he repetido insistentemente a mí misma, en mi cabeza, sin pronunciar los sonidos de sus palabras... pero que ya tampoco volveré a escuchar. Aún así, ahí estabas, presente en todo, en cada día, en cada segundo, en cada acontecimiento... como mi confidente, como mi apoyo... sin presencia fisica, pero con la presencia que importa, la sentimental.
      Me alegro tanto de haberte dicho que te quería, que en la balanza de sentimientos en la que se ha convertido ultimamente mi mente ha adquirido mucho peso a tu favor, a mi favor... estamos en el mismo lado de la balanza.
      Ayer me di cuenta que a la lista de las palabras que ya no digo, que no diré más, tengo que añadir tu nombre... Me acostumbraré... cuando deje de sangrar. Pero hoy, por última vez, sin vergüenza, a gritos la vuelvo a repetir. Quizá esta sea la última vez o quizá no, sea como fuere, voy a dejar que flote en el aire y lo llene todo... por lo menos hoy...MAMI.