miércoles, 9 de junio de 2021

CAPÍTULO II

 CAPÍTULO II

    Las noches de insomnio desaparecieron. Subí a dormir a casa de mi abuela cuando mi hermano se fue a la mili y con la excusa de que mi abuela era mayor, se había caído varias veces, me medio trasladaron allí alegando que si yo estaba arriba y esto sucedía la podía escuchar llamarnos.

    Esta etapa no solo acabó con el insomnio, mi madre dejó de llevarme al cole. A mi me encantaba ese rato que pasábamos de la mano andando cuesta arriba mientras me hacía cosquillas con su dedo meñique en la muñeca.

    También se acabaron las tardes en las que me cogía en brazos y me cantaba "jardinera tú que entraste en el jardín del amor".... cuando estaba malita. 

   Creo que junto a lo del insomnio son los primeros recuerdos que tengo.

     En casa de mi abuela dormía en un sofá cama en la sala de estar y ver la televisión. Por las noches después de cenar, mi madre ponía las sábanas y preparaba la cama para mí antes de bajarse a casa a dormir. 

    Todas las mañanas yo me despertaba y bajaba a ducharme y desayunar en casa de mis padres, en invierno mi padre me dejaba el calefactor encendido del baño, cómo me gustaba esa sensación de calorcito!

    Durante los veranos que pasamos así yo era tremendamente feliz, mi abuela sacaba una silla al balconcito y mientras yo estaba en la cama veíamos la tele hasta dormirnos. A veces salíamos a la terraza delantera a sentarnos en la escalera a hablar con las vecinas, Mercedes, Manoli, sus hijos... Uno de ellos se llamaba Lolo y tenía unos años más que yo. Recuerdo jugar con él a las canicas y a las cartas mientras ellas cortaban trajes.

    Con mi abuela ví telenovelas, series españolas en la 1, muchas reposiciones de Estudio 1, con Irene Gutiérrez Caba, por la que me pusieron mi nombre y películas prohibidas, con su "yo no me acuerdo y esta no sabe" .

    Sé que ya lo he dicho, pero esta época fui muy feliz. Incluso cuando me matricularon en un instituto privado que parecía una cárcel durante dos años y lloraba todas las tardes porque no quería ir allí...

    Luego mi abuela murió, yo volví a dormir a mi habitación, a mi hermano le acondicionaron un cuarto en una de las casas que se había quedado vacía, que después también sería mía... Y, por supuesto, el insomnio volvió.