martes, 16 de diciembre de 2014

CIELO

     Aquel día la hoja estaba inquieta, desde su lugar solo podía ver otras hojas, ni siquiera el cielo. Aprovechó una fuerte brisa veraniega de aquella tarde de Julio y sin pensar se soltó de su rama. Vio el instante en el que dos jóvenes se enamoraban, vio la sonrisa de una madre amamantando a su bebe, vio el temblor de la mano de un anciano que cogía la de su nieto, vio un perro que ladraba a la luna que empezaba a dejarse ver, vio el naranja intenso del atardecer al esconderse el sol, vio la alegría del agua del río que se expande en la desembocadura del mar. Se posó en el mar que la llevó  al océano. Allí se quedó para siempre contemplando el azul oscuro del cielo repleto de estrellas. Y fue feliz.

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