lunes, 12 de enero de 2015

LUZBEL Y YIBRIL

     Supe que era el diablo desde el momento en que vi sus ojos rasgados, rojos, fijos, penetrantes clavándose en los míos. Me tocó la frente alargando el dedo índice de su mano derecha y me dijo
- Solo yo.
- Qué quieres?- Le pregunté.
- Tu alma. - me dijo.
- Te di mi corazón y mi cuerpo, déjame quedarme con mi alma.- Le supliqué.
- No, debe ser mía. necesito que me vuelvas a amar de nuevo. Tu cuerpo y tu corazón están estropeados, se han secado. Ya no los quiero.
- Se secaron porque no los alimentaste. No los cuidabas, se quedaron en un rincón, solos y congelados. ¡Dejame mi alma! Por favor.
- No, yo quiero que me mires otra vez como me mirabas antes, sólo te queda tu alma y quiero que sea también mía.
Si no vuelves a amarme te maldeciré. Te condenaré a una vida en la que nunca serás amada por otro. Siempre habrá alguien a quien amen más. Siempre habrá una mujer más hermosa, más joven, más nueva, o más antigua. Nunca serás la primera, serás la sombra de las primeras. Nunca sabrás el nombre que se esconde en los silencios de esos hombres. Habrá fantasmas contra los que no podrás. Porque ya no eres tan hermosa, ya no eres el rocío de la mañana, ni la luz del atardecer. No volverás a ser Dafne, ni Tisbe, ni cualquier otra ninfa desagradecida. Sin mí no serás nada.
Nunca volverás a escuchar que eres lo que más quieren, que nunca antes habían amado así, que no hay amor más grande, que nunca volverán a amar como a ti.
- Cuando tu lo decías no era verdad, y sí era la primera, y sí era la única. Si pudiera volver a amarte así, a ti... tampoco lo tendría, tampoco sería real porque tu no puedes sentir amor. Pero yo volveré a amar, una y otra vez para alimentar mi corazón y que mi alma siga siendo mía.
Nunca querré ser como ellas porque no lo soy. Yo amaré, me entregaré y alimentaré el amor. Lo criaré como un bebe, crecerá se hará fuerte y eso es lo que enraizará en el mundo.- Llorando, me alejé de él.
- Ninguna de ellas, ni una sola mujer nunca tendrá tu luz.- Murmuró Luzbel al ver alejarse a Yibril. Su voz resonó en todos los rincones del mundo. Y sonó como un grito de lamento eterno.

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