miércoles, 7 de abril de 2021

CADA UNO CON LO SUYO

     Tengo sentimientos contradictorios sobre la maternidad. Me preocupa mucho porque he llegado a plantearme si soy ciclotímica, no bipolar, eso es demasiado, o quizá solo sea cansancio.

     El tema del cansancio toma una dimensión especial en este momento porque por mucho que me lo advirtieran nunca habría imaginado hasta qué punto es así, o no me lo hubiese creído. Y es que da exactamente igual que no hagas nada en todo el día (abro paréntesis para explicar a lo flashback de Tantino, por favor visualícese tal cual). No hacer nada significa poner alguna lavadora con la ropa de los niños, toallas, ropa tuya vomitada o babeada por ellos, ropa con restos de comida, merienda, biberón (qué habilidad para salpicar con el biberón oye!); perdón, continuo con las tareas que significan no hacer nada.

Recoger juguetes, mandos a distancia, libros... todo con lo que ellos hayan considerado juzgar, todavía son demasiado pequeños para entender el "vamos a guardar" pero yo que soy más persistente que la memoria de los relojes de Dalí lo hago varias veces cantando la famosa  canción para ver si se les pega, lo malo es que cuando recojo sola también la canto.

Preparar la comida, da igual, algo hay que hacer, porque tenemos que comer, o por lo menos yo, ya egoístamente..., recoger la mesa, fregar cacharros, recogerlos. Barrer un poco, de vez en cuando quitar el polvo.

Ducharse, vestirse, tender la ropa, recogerla, doblarla. 

Pasear con los niños, jugar con ellos, bañarles, consolarles los lloros por los chichones, que están empezando a andar; o por cualquier otra cosa por la que lloren...

     Muchos días me siento culpable porque a veces me sale quejarme por el cansancio, me levanto a medio gas y poco a poco se va consumiendo la energía... (léase irónicamente).

    Eso, sí, y ahora hablando en serio, no creo que mi vida sea peor ahora que antes de tenerlos. Es diferente. Lo de no ir al cine, o a cenar, los cambios de horarios, todas esas cosas no me importan tanto. Peor fue cuando tuve que hacerlo en otra época de mi vida por la enfermedad de mi padre.

    Tampoco siento una presión de mi entorno, es más algo mío. Nos pasa a muchas mujeres y hombres al ser madres y padres, queremos adaptar las nuevas tareas  a las que ya teníamos antes y es imposible, porque el tiempo es el que es y las fuerzas llegas hasta donde llegan.

    Lo que me encanta es jugar con ellos, y cada día según van siendo mayores, más porque no recordaba lo que es jugar, hacer el payaso, dar vueltas, escuchar cuentos... 

   Otros ratos solo quiero llorar en la cama y dormir 12 horas para levantarme e irme al sofá a ver la tele otras 10 horas, comer porquerías y volver a la cama... 

   Pero qué divertido cuando, en vez de poder hacer eso, te levantas un sábado y hay que ir a la compra porque solo quedan purés para comer y te preparas durante 4 horas para salir con ellos al Mercadona y por el camino descubren un charco y se salpican y se pringan enteros el uno al otro, o a ti... sin parar de reir (que es de los sonidos más geniales que he oído nunca)...

   Cuando consigues volver  a casa de hacer la compra, 8 horas después, y la recoges, otras 10 horas: abre y cierra frigorífico, despensa, no pegues a tu hermano, ese chupete es suyo, dónde pongo los puerros, pues ahí, no los vas a meter en la lavadora, ah y yo qué sé, niño no tires de ahí que se cae todo...

Y al acabar pon otras dos lavadoras con toda esa ropa, las toallas otra vez, los abrigos porque los han llenado de barro, las zapatillas que llevan más mierda que la pasteles....

 ... Sentimientos encontrados... Cada uno con lo suyo

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